
💄 Madame Bovary no era frívola. Estaba ahogada.
Flaubert entendió la ansiedad femenina antes de que tuviera nombre. Y por eso lo amo.
📍 Introducción:
Cuando me tocó leer Madame Bovary por primera vez, me dio la vibra de un libro sobre una mujer caprichosa que se casó, se aburrió y empezó a hacer tonterías. Y para rematar, así me lo explicaron: “Emma quería todo y no le bastaba nada.”
(Saludos a mi maestra de Literatura cuyo nombre no voy a mencionar, pero que la recuerdo con frecuencia cada que hago una reflexión sobre libros).
Es que ¡claro!, a los 15 años, ¿quién va a entender el tedio vital? ¿Quién ha vivido suficiente rutina para sentir esa asfixia dulce de lo que nunca cambia?
Mucho después lo entendí:
Emma no era frívola. Estaba atrapada.
No en un castillo, sino en una vida donde nadie la veía realmente.
📎 ¿Por qué nos traumó este libro?
Porque se enseñó como una crítica moral, no como una radiografía emocional. Porque nos presentaron a Emma como una mujer “insatisfecha” en tono de juicio, y no como una mujer sensible en un mundo sordo.
Porque nadie nos dijo que la angustia que ella siente sigue existiendo hoy, y muchas mujeres la viven en silencio.
Y porque el estilo de Flaubert —bello, denso, preciso— se nos dio como un deber, no como un privilegio.
🧵 ¿De qué trata realmente Madame Bovary?
Emma se casa con Charles, un médico rural que es buena persona… pero plano como una pared.
Ella, que se crió leyendo novelas románticas, esperaba pasión, belleza, vértigo.
Lo que encuentra es lo cotidiano. Lo predecible. La muerte lenta de los sueños.
Entonces empieza a buscar salidas. En el amor, en las deudas, en las mentiras.
Pero lo que busca, en realidad, no es otro hombre: Es a ella misma.
Madame Bovary es la historia de una mujer que quería algo más.
Y a la que nadie —mucho menos un lector precoz— le tuvo paciencia.
🫀 La pregunta que deja hoy:
¿Cuántas veces has querido huir de una vida que tú misma elegiste?
Porque Emma no se arrepiente de amar, sino de no haber sabido cómo sostenerse sola.
🗣️ Citas que hoy sí te atraviesan:
“Emma encontraba en el adulterio todos los desencantos del matrimonio.”
Touché, Flaubert.
“Se imaginaba tormentas pasionales, fugas nocturnas, llantos en los andenes, todo lo que ella deseaba y no llegaba nunca.”
Y sí, a veces el problema es que la realidad llega… pero sin banda sonora.
“Madame Bovary, c’est moi.”
Porque Flaubert lo sabía: para escribir así de Emma, había que sentirse Emma. #TodosSomosEmma 😄
🌱 ¿Por qué vale la pena leerlo ahora?
Porque ya pasaste por relaciones que parecían promesa y acabaron rutina.
Porque sabes lo que es soñar con intensidad en un mundo plano.
Y porque la tristeza de Emma no es cosa del pasado. Es tan moderna como el scroll infinito de vidas ajenas que parecen mejores que la tuya.
🎧 Bonus:
¿Cómo sería si pasara hoy?
Emma sería influencer de provincias, atrapada en un matrimonio que “se ve bien en fotos”. Buscaría escape en Tinder, luego en cursos de mindfulness. Y acabaría en deudas emocionales más graves que las económicas.
¿Playlist para leerla?
– “Elastic Heart” – Sia
– “Je suis malade” – Lara Fabian
– “Afuera” – Caifanes
– “Échame la culpa” – Carla Morrison
🫶🏻 Cierre:
No, Emma Bovary no era una mala esposa.
Solo era una mujer que no sabía qué hacer con todo lo que sentía.
Y si alguna vez tú también te sentiste ahogada en una vida que parecía perfecta…
ya sabes que Flaubert te vio antes.
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