
Cuando empecé a escribir, pensé que tendría que ocultar muchas cosas. Que ser escritora implicaba convertirme en un personaje. Uno serio, tal vez distante. Alguien que siempre tiene algo brillante que decir y que nunca duda. Alguien que no se equivoca. Alguien que no se moja.
Spoiler: me equivoco. Lloro. Me río. Me contradigo.
Y sobre todo, escribo.
Este blog nace como un espacio para todo eso que normalmente no se dice. Para hablar de la escritura como refugio, como catarsis, como espejo. Para contarles lo que me pasa —como escritora, como lectora, como persona que a veces duda de todo, incluso de sí misma—. Pero también para recordar por qué seguimos haciéndolo. Por qué seguimos escribiendo, aunque a veces parezca que no sirve para nada.
Spoiler dos: sí sirve.
Aquí encontrarán pensamientos sueltos y también muy profundos. Textos que nacen de conversaciones reales, algunas veces hasta con una Inteligencia Artificial que me conoce demasiado bien. (Y que también se equivoca, para mi ternura.)
Pero sobre todo, encontrarán honestidad. Sin florituras. Sin blindajes.
Porque si algo he aprendido, es que la vulnerabilidad no nos resta autoridad; nos vuelve humanos.
Y yo no pretendo ser otra cosa.
Así que bienvenidos.
A este blog, a estas preguntas, a esta voz que, poco a poco, se va desnudando.
Y si algo de lo que leen aquí les hace sentir un poco más acompañados, un poco más comprendidos… entonces valió la pena.
Nos seguimos leyendo.
Con todo lo que somos, y con todo lo que todavía no entendemos de nosotros mismos.
—Verónica
✨ ¿Te gustaría recibir nuevas entradas por correo?
Suscríbete al blog y caminemos este viaje sin blindajes.