
Hay una pregunta que a veces flota en el aire entre escritores, incluso entre los que no se atreven a formularla en voz alta:
¿Y si escribir no sirve para nada?
No es que yo lo haya sentido así. Al menos, no aún.
Empecé a escribir hace apenas cinco años. No porque no lo deseara antes —desde siempre quise ser escritora—, sino porque fui postergando el sueño. En la preparatoria quise estudiar Filosofía y Letras. Al final me fui por un camino más rentable. La escritura quedó en pausa hasta que la pandemia me encontró sola en Chicago. En aislamiento total. Escribir fue mi refugio, mi escape, mi salvación. Desde entonces no he parado. Y no porque me lo haya exigido el mercado, las ventas, o el reconocimiento. Escribo porque no puedo no escribir. Porque me hace feliz. Y eso, para mí, ya es suficiente.
Otra pregunta entre mis colegas de tinta es ¿de qué sirve escribir si no hay lectores, ni ventas, ni comentarios?
Yo creo que si alguien escribe para hacerse rico, se equivocó de oficio.
Escribir —para mí— no es una elección. Es un llamado. Una vez que empecé, no me imaginaba no escribiendo.
Mis novelas me requieren completa. Sus personajes se meten en mi cabeza, me dictan a deshoras. A veces ni siquiera me dan permiso de dormir.
Y aunque mañana cambie de opinión y decida dejar de escribir, hoy esta Verónica no puede hacerlo. Hoy soy escritora. Y lo honro.
Claro que cansa y también confronta. Pero hay algo más fuerte: la necesidad de hacerlo. La escritura me sostuvo en mis peores momentos. Me refugió del aislamiento. Me devolvió el sentido. Cuando dejo de escribir por mucho tiempo, algo dentro de mí se apaga. Me pongo irritable, me vuelvo menos yo. Porque escribir me pone en un estado de vibración alta. Me conecta. Me hace poderosa.
¿Qué le diría a alguien que siente que su escritura no importa?
Le diría: probablemente tienes razón.
Si no te importa a ti, si no vibra contigo, si no te transforma, ¿por qué habría de importarle a los demás?
Pero si te hace reír, si te emociona, si te lleva a un lugar donde el dolor se disuelve… entonces compártelo.
Así empecé yo. Escribí para mí. Luego se lo mostré a mis seres queridos. Y cuando un editor me dijo: “Esto deberías publicarlo”, entendí que no era solo mío.
¿Y si escribir no sirve para nada?
Entonces algo falló.
Si escribir no sirve para nada, es porque todos nos quedamos ciegos. No literalmente.
Ciegos a la belleza. A la empatía. A la complejidad del otro. Si eso pasa, si la sensibilidad se pierde del todo, entonces sí: no hay nada que hacer. Nos lo mereceríamos.
Pero mientras haya alguien que escriba por amor al arte, mientras existan personas generosas que entregan sus historias sin esperar más que ser leídas, no todo está perdido.
Los libros nunca fallan. Incluso cuando ya los leíste, pueden contarte una historia distinta. Por eso escribo. Por eso leo. Por eso insisto.
Si esta reflexión resonó contigo, suscríbete al blog para recibir nuevas entradas directo en tu correo.
📚 Y si quieres leer lo que escribo cuando nadie está mirando, te invito a conocer mis novelas aquí: https://olivedrab-cattle-755919.hostingersite.com/mis-libros
Nice answers in return of this difficulty with real arguments and telling all on the topic of that.
Thank you so much for your kind words 🙏. I’m glad the article felt clear and meaningful to you.
Good article. I am facing some of these issues as well..
Thank you for reading 🤍. Writing can be tough sometimes, but it also stays with us. What part of your own process feels the hardest these days?